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Una de las cosas de las que disfruto mucho es de volar, soy piloto y suelo andar por el cielo. En varias ocasiones me pasa que los vuelos me enseñan algo y eso que vivo en el aire suele ser totalmente aplicable para nuestra vida.
En esta oportunidad quiero mostrar que pasa con la deriva, esta deriva es la desviación del rumbo previsto, que experimenta la aeronave cuando la dirección del viento no está alineada con dicho rumbo. Entonces pasa que si quiero ir hacia un lugar que está al norte y tengo viento del este, para llegar a ese lugar voy a tener que corregir la deriva orientando el avión hacia el noreste y de esta manera contrarrestar los efectos del viento.
Si ahora llevamos esto a nuestro vivir me surgen varias preguntas, yo soy un creyente de que las preguntas nos abren oportunidades, así que aquí van: ¿sabemos hacia dónde queremos ir? ¿estamos yendo hacia donde queremos? Si las circunstancias soplan de costado, ¿corregimos la deriva? ¿o caemos en soltar lo que queremos y dejarnos llevar por esas circunstancias hacia lugares distintos? ¿qué nos pasa cuando las circunstancias no son las que esperábamos? ¿podemos jugar con esas circunstancias como jugamos con el viento o las tomamos con gravedad? ¿estamos disfrutando este vuelo?
Al preguntarnos abrimos la puerta a la reflexión, entonces podemos distinguir y si distinguimos podemos elegir.
Somos nosotros los que sostenemos la palanca de mandos. ¿nos reconocemos como los pilotos de nuestra propia vida?
Te invito a opinar.
Un abrazo, buenos vuelos y cielos azules.