¿Les ha pasado en determinada situación el sentirse “menos” que otro? ¿Sabemos reconocer realmente nuestro valor?
A veces creemos que valemos en función de lo que tenemos, lo que sabemos, del cargo que ocupamos o del título que poseemos. Como si nuestro valor estuviera en algo ajeno a nosotros, a nuestro ser. Y sin darnos cuenta sostenemos una idea que dice: soy médico, abogado o ingeniero… soy gerente, director o presidente… soy lo que tengo, etc.
Nos toman exámenes en la escuela, en la secundaria, en la universidad, para ingresar a un trabajo o para un acenso. Y por supuesto en estos exámenes debemos ser aprobados. Y siendo aprobados obtenemos un título, y con ese título el “reconocimiento social” que nos da “valor”.
El problema es cuando avalamos esta manera de pensar y dejamos que defina nuestro ser y comenzamos a sentirnos como si estuviéramos permanentemente dando un examen, buscando la aprobación de los demás y sumar puntos que nos hagan “valer más”.
Compramos esta idea y nos sentimos valiosos cuando tenemos un cargo más alto, cuando tenemos un auto más costoso, etc. ¿Pero, qué ocurre si nos quedamos sin ese trabajo, perdemos la posición económica, o nos jubilamos? ¿Dejamos de valer? Es habitual encontrar a alguien que frente a su jubilación o un revés económico, más allá del cambio en sí, se encuentre perdido con respecto a su propio valor. Lo que a veces ocurre en estos casos, es que durante mucho tiempo la persona deja de ver el valor innato que trae con ella por el hecho de existir, pensar, amar y pone todo el foco de su valor en aquello que construyó alrededor de su esencia.
Para cerrar o más bien para iniciar un dialogo con ustedes les dejo planteadas las siguientes preguntas:
¿Qué pasaría si comenzamos a valorarnos simplemente porque somos la persona más importante para nosotros mismos?
¿Qué cambiaría si comenzamos a reconocernos por lo que somos, por nuestra esencia?
¿Qué actividades harías sin esperar la aprobación social?
Dejanos tus comentarios.
Un abrazo, buenos vuelos y cielos azules.